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El cambio en la Jefatura de Gabinete da cuenta de las limitaciones del primer gobierno libertario para prescindir de la política tradicional.
Por Joaquin Molina, sociólogo y analista de Social Listening, y Martina Seefeld Kohen, politóloga y analista de Social Listening.
El 27 de mayo Nicolás Posse dejó la Jefatura de Gabinete, siendo reemplazado por Guillermo Francos. Este suceso subraya las limitaciones a las que se enfrenta la gestión Milei, caracterizada por un fuerte rechazo a la política tradicional, y la necesidad de apoyarse en políticos experimentados. Con Francos asumiendo un rol más activo, el gobierno de La Libertad Avanza inicia una nueva etapa, mientras se especula sobre más cambios en el gabinete y el futuro del plan transformador de Milei.
La salida de Posse y el impacto en el entorno digital
El 27 de mayo se dió a conocer que Nicolás Posse dejaba la Jefatura de Gabinete, siendo reemplazado por Guillermo Francos. No se trata del primer cambio en el gabinete de Milei, pero sí uno que llama la atención por el rol y la conocida relación de cercanía con el Presidente.
Sin embargo, lo que parece ser un cambio relevante, no tuvo impacto significativo en la conversación digital: entre el 27 y el 28 de mayo se registraron menos de 4,000 menciones a la renuncia de Posse. Incluso, fue mayor la conversación sobre Guillermo Francos, superando en un 60% a la del ex-Jefe de Gabinete.
Sumado a esto, en la conversación propia de Javier Milei el suceso pasó casi desapercibido: tan solo el 4% de las menciones al Presidente en esos dos días estuvieron relacionados con los cambios en el gabinete.
¿Y cómo reaccionaron los usuarios? Fueron más las dudas que las certezas. 1 de cada 2 menciones tuvieron un tinte neutral y corresponden a las dudas que expresaron los argentinos en redes: ¿Por qué se fue Posse? ¿Qué va a pasar con el Ministerio del Interior? ¿Qué implica la entrada de Francos?
¿Qué significa la salida de Posse para el gobierno?
La intención de Javier Milei de dar cuerpo a su experiencia de gobierno sobre la base del enfrentamiento total con “la casta” empieza a mostrar sus primeras limitaciones.
El experimento libertario de Milei se caracterizó, desde un primer momento, por el endurecimiento de sus posiciones respecto de la dirigencia tradicional. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, y las sesiones legislativas, esta postura inicial se encontró de frente con la realidad política, en la que la negociación es un factor del que no se puede prescindir. Sobre todo con un Congreso fortalecido por la debilidad del gobierno, que cuenta con menos de 40 diputados y no más de 7 senadores.
Acá es donde nos encontramos con, al menos, dos Milei: el “rockstar” que canta “toda la casta es de mi apetito” y la figura hiperpresidencial que, desde el Cabildo de Córdoba y vistiendo la banda y el bastón presidenciales convoca a la dirigencia a firmar, primero, el “Pacto de Mayo” y luego a conformar el “Consejo de Mayo”. La convivencia entre estos dos parecía estar funcionando, hasta las últimas 48 horas. La aceptación de la renuncia de su Jefe de Gabinete, a menos de 6 meses de asumir, es un indicador de la tensión a la que se enfrenta el Presidente.
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La política contraataca
Aunque la opinión pública valora el liderazgo y la autenticidad del Presidente, la salida de Posse demuestra que no es fácil prescindir de la política. Hasta ahora, Milei delegó el inevitable “toma y daca” con la política en sus ministros. Y es ahí donde Guillermo Francos logró imponerse sobre Posse.
La paciencia del Ministro del Interior para conversar con los gobernadores y obtener el tan ansiado dictamen de la Ley Bases en el Congreso contrastó fuertemente con la inacción y el silencio prolongado de Nicolás Posse, un Jefe de Gabinete sin voz.
En una gestión caracterizada por personalidades fuertes y que, en su mayoría, resuenan en el entorno digital, la figura “misteriosa” de Posse desentonaba: ¿estábamos ante la crónica de una muerte anunciada? Posse pagó caro su silencio, mientras que el aplomo de Guillermo Francos obtuvo su recompensa.
Javier Milei se recuesta, así, en su ministro más político para obtener la sanción de su ley fundamental (Bases) y refundar su gobierno. La política contraataca, mostrando los límites que enfrenta el gobierno para prescindir de ella, por más acusaciones de “casta” que haya en el discurso oficial.
Un nuevo Jefe de Gabinete, un nuevo capítulo
La salida de Nicolás Posse puede sorprender, ¿pero hace tambalear al gobierno? Dudoso. No sólo por el paso silencioso por la gestión y el poco conocimiento sobre la figura de Posse, sino porque la popularidad de Milei continúa gozando de buena salud. Tanto en las mediciones del humor social a través de nuestros Monitores Nacionales, como en la evaluación de la temperatura en redes -Social Listening-, observamos una positividad superior al 50% en torno a la figura presidencial.
El paso al costado de Posse, sin embargo, inaugura una nueva etapa dentro del gobierno de La Libertad Avanza. Con una mayor delegación de poder en sus manos, el “ministro político” Francos comienza su nuevo rol con la tarea de ordenar un gabinete que, hasta ahora, tuvo más coordinación bajo la chequera de Luis Caputo que bajo el liderazgo del Jefe de Gabinete.
No obstante, los cambios aún no terminan. La posible salida de Diana Mondino de Cancillería y la prometida incorporación de Federico Sturzenegger en un nuevo ministerio siembran un manto de duda sobre el nuevo gabinete y la velocidad y plausibilidad del plan transformador de La Libertad Avanza. El escenario está abierto.
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