A tan solo seis meses de asumir, Nicolás Posse renunció a su cargo como Jefe de Gabinete del gobierno de Javier Milei. Su gestión se caracterizó por el misterio y el silencio, en marcado contraste con la comunicación del resto del oficialismo.
El análisis de las redes sociales reveló que su renuncia no generó un gran revuelo entre los usuarios argentinos. Más bien, predominaron las dudas y preguntas sobre los motivos de su salida y quién lo reemplazaría.
Sin embargo, hubo un momento previo que sí captó la atención: su exposición ante el Senado el 15 de mayo. Utilizando Inteligencia Artificial para analizar sus expresiones faciales y tono de voz, se detectaron sentimientos como concentración, confusión, cansancio y calma.
¿Fue esta la estrategia comunicacional que buscó Posse durante su breve gestión? ¿O acaso estos sentimientos reflejaron una tensión entre las expectativas del cargo y su propia identidad?
Más allá de las especulaciones, lo cierto es que la renuncia de Nicolás Posse deja interrogantes sobre la coherencia en la comunicación del gobierno de Javier Milei.
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